La selección sexual en los humanos

Publicado por: Hernández-López y Cerda-Molina   Fuente: Salud Mental Vol. 35, No. 5, septiembre-octubre 2012

La reproducción en los seres humanos, al igual que en otras muchas especies, implica un proceso de selección sexual que incluye la evaluación de factores como la inteligencia, la confiabilidad, la salud, la posibilidad de aportar recursos y las características físicas, entre otras. Sin duda, la decisión de la elección depende de la estrategia reproductiva que cada individuo elija pues diversos estudios sobre selección sexual humana muestran que las personas hacen uso de más de una estrategia reproductiva, lo que explica por qué algunos individuos prefieren tener varias relaciones a corto plazo, otros se deciden por una sola relación a largo plazo y otros más mantienen ambas, es decir, una a largo plazo y varias a corto plazo. Como consecuencia, las características que cada uno podría buscar en sus parejas potenciales resultan ser muy diversas. Sin embargo, existen algunos factores biológicos que subyacen a la toma de decisiones y que son aparentemente universales.

En esta revisión presentamos los resultados obtenidos en algunos trabajos, incluyendo los nuestros, con la finalidad de dar a conocer, desde la perspectiva biológica, cuáles características resultan imprescindibles para seleccionar una pareja y porqué. Desde luego, sin perder de vista que para conseguir un mejor entendimiento de la conducta humana es necesario considerar que las adaptaciones psicológicas en los seres humanos, las cuales operan de forma consciente o inconsciente, están encaminadas a resolver los problemas más elementales de sobrevivencia y reproducción.

LA SELECCIÓN SEXUAL
En 1859 Charles Darwin postuló la teoría de la selección  natural, la cual explica cómo ciertos atributos favorecen la eficiencia biológica de los individuos en términos de supervivencia y fertilidad en concordancia con las presiones de la selección mbiental. Posteriormente, Darwin (1871) amplió esta teoría y en su libro “El origen del hombre y la selección en relación al sexo” introdujo un nuevo término: “la selección sexual”, que explica las ventajas que poseen unos individuos sobre otros del mismo sexo y especie desde un enfoque propiamente reproductivo y que, a diferencia de la selección natural, se establecen ya sea por competencia directa entre los  rivales o por ser características que son de elección para el sexo opuesto. Por tal motivo la selección sexual está dada de acuerdo a las características físicas observables en los individuos, básicamente los caracteres sexuales secundarios. Posteriormente Trivers (1972) ahonda en esta teoría y establece que la inversión parental es un factor determinante en la selección sexual y que cada sexo optará por una estrategia distinta de reproducción en concordancia con el  costo que ésta les genera. Cabe señalar que en biología evolutiva, la inversión parental se refiere básicamente al gasto energético y de tiempo por parte de los padres para beneficiar a sus crías a expensas de su propia posibilidad para continuar reproduciéndose.

Con respecto a los seres humanos, tal como ocurre en otras especies, la inversión del padre se limita al gameto masculino, mientras que las mujeres por lo menos aportan el gameto femenino, la gestación y la lactancia del infante, lo cual, en la mayoría de las sociedades, tiene una duración de años. Esa inversión prolongada en los hijos por parte de la madre modifica la tasa sexual operacional, de manera que existen más hombres disponibles para la reproducción que mujeres. En consecuencia, las mujeres se consideran un recurso limitado y, por lo tanto, se genera la competencia intrasexual masculina y se agudiza la selectividad en la elección de pareja por parte de las mujeres. Sin embargo, una característica que distingue a los seres humanos de la mayoría de las especies de mamíferos es que aun cuando la inversión inicial del padre es limitada, algunos hombres deciden asegurar la sobrevivencia de sus hijos cuando menos hasta llegar a la edad reproductiva, por lo tanto la inversión en la progenie se alarga. Dicha característica modifica por completo el mecanismo de la selección sexual humana. La inversión en la progenie por parte del hombre constituye la base de la competencia intrasexual femenina. Así pues, las mujeres compiten por aquellos hombres que tienen la posibilidad de generar mayores recursos y por periodos prolongados, en beneficio tanto de ellas como de su progenie. No obstante, ya que no todos los hombres tienen esta característica, los que disponen de ella también se convierten en un recurso limitado.

LA ELECCIÓN DE PAREJA
Los estudios sobre selección sexual humana muestran claramente que las personas hacen uso de más de una sola estrategia reproductiva. A lo largo de la historia evolutiva de la humanidad se han establecido trueques entre el gasto de tiempo y energía en el cuidado de los hijos y el contacto sexual, lo que ha generado que para algunos individuos la estrategia reproductiva exitosa sea tener varias relaciones a corto plazo, mientras que para otros sea una sola relación a largo plazo y su total dedicación al cuidado de la progenie. Consecuentemente, las características que podrían buscar en sus parejas potenciales serían muy diversas…

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La evolución del cerebro en el género Homo: la neurobiología que nos hace diferentes

Publicado por: M. MARTÍN-LOECHES, ET AL en REV NEUROL 2008; 46 (12): 731-741

Capacidad cranealGran parte de lo que nos hace diferentes de otras especies animales está en el cerebro. Sin embargo, no hay un único factor, una única razón por la que nuestro cerebro sea distinto, sino que las diferencias son múltiples. Desarrollo y conclusiones. En este trabajo se revisan las principales disparidades que se conocen hoy en día entre nuestro cerebro y el de otras especies y que podrían explicar las singularidades de nuestro comportamiento. Cuando se revisa el volumen cerebral y el de sus distintas subdivisiones, se observa que es realmente grande en nuestra especie, tanto en términos relativos como absolutos, y algunas partes de nuestro cerebro, como ciertas regiones prefrontales, los lóbulos parietales o los temporales, parecen haber aumentado de tamaño notablemente más que otras. También se constata que, a diferencia de otras especies, nuestro cerebro es más sistemáticamente asimétrico. Pero las diferencias entre nuestro cerebro y el de otras especies se aprecian también a escala celular, donde podemos encontrar diferentes y peculiares proporciones de neuronas dentro y entre las columnas corticales, así como determinados tipos de neuronas (como las células en huso o las neuronas espejo) que, si bien no son exclusivas de nuestra especie, en ésta presentan ciertas particularidades en cuanto a número y función. Por último, los sistemas de receptores de las neuronas también parecen tener características propias de nuestra especie que podrían ser la clave para entender algunas de las singularidades de la evolución de nuestro cerebro…

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Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria

Publicado por: Sara Martínez Barrondo, Pilar Alejandra Sáiz Martínez y María Paz García-Portilla González
Fuente: JANO EXTRA DE OCTUBRE DE 2008. N.º 1.714 . http://www.jano.es

La ansiedad es un estado de activación del sistema nervioso central (SNC), por el que el organismo se prepara ante situaciones extraordinarias. En condiciones normales, la ansiedad permite al individuo adaptarse a estímulos externos que pueden ser un peligro generando una respuesta adecuada. La ansiedad es patológica cuando la respuesta del organismo es desproporcionada a la situación a la que se enfrenta.

Epidemiología y etiopatogenia:

Los estudios epidemiológicos de los trastornos de ansiedad muestran tasas de prevalencia elevadas. Se calcula que a lo largo de la vida cerca del 20% de la población presenta algún trastorno de ansiedad. En Europa, el estudio European Study of the Epidemiology of Mental Disorders project (ESEMeD) muestra que el más prevalente es la fobia simple (7,7%), y el menos prevalente la agorafobia sin trastorno de pánico (0,9%). En general, la proporción en cuanto al sexo señala que son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, a excepción del trastorno obsesivo-compulsivo y la fobia social. La etiopatogenia de los trastornos de ansiedad es distinta en el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno obsesivo-compulsivo…

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